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La caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria el 8 de diciembre de 2024 ha enviado ondas de choque por todo Oriente Medio y ha generado serias preocupaciones sobre el futuro de la comunidad cristiana del país.
Una coalición de militantes predominantemente islamistas, encabezada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), se apoderó de Damasco en una rápida ofensiva, poniendo efectivamente fin al gobierno de décadas de la familia Assad.
HTS, un ex afiliado de Al Qaeda designado como organización terrorista por los EE.UU., está dirigido por Abu Mohammad al-Jolani. A pesar de las raíces islamistas de su grupo, al-Jolani hasta ahora se ha abstenido de atacar a las minorías religiosas y afirma perseguir una agenda nacionalista en lugar de una islamista radical.
El presidente Joe Biden anunció el domingo el apoyo de su administración al cambio de régimen en Siria y se comprometió a respaldar a un nuevo gobierno sirio. «Por fin ha caído el régimen de Assad», dijo Biden. «La caída del régimen es un acto fundamental de justicia. Es un momento de oportunidad histórica para el pueblo sirio, que ha sufrido durante tanto tiempo, para construir un futuro mejor para su orgulloso país».
Biden también señaló que las fuerzas que ahora controlan el gobierno sirio tienen vínculos con el terrorismo y que EE.UU. ya ha lanzado ataques contra campamentos de ISIS en el desestabilizado país.
El New York Post informó: «Biden subrayó los riesgos de que Siria se convierta en un refugio para ISIS tras el colapso del opresivo régimen y prometió: ‘No permitiremos que eso suceda'».
La comunidad cristiana de Siria, que comprendía aproximadamente el 10% de la población del país antes de la guerra civil, tiene profundas raíces históricas. Alepo, en particular, ha sido un centro de diversidad religiosa durante siglos, hogar de diversas denominaciones cristianas que incluyen católicos, ortodoxos griegos, siriacos y armenios.
ICC informa que la toma del poder por parte de los militantes ha desencadenado un éxodo masivo de cristianos, muchos de los cuales buscan refugio en regiones cercanas o dentro de las iglesias locales. La organización tuvo que evacuar a su personal de Alepo tras la captura de la ciudad el 2 de diciembre.
Tras la caída del régimen, a la familia Assad se le otorgó asilo en Rusia. Los militantes de HTS entraron pacíficamente en el palacio presidencial y escoltaron al primer ministro en lo que parecía un gesto simbólico de una transición «formal» del poder.
Ahora, la comunidad internacional enfrenta el desafío de abordar los peligros potenciales para las minorías y prevenir más atrocidades.
Los próximos días serán fundamentales para determinar cómo las diversas facciones rebeldes consolidan el poder y si pueden mantener la estabilidad en una Siria posterior a Assad. Las próximas acciones de naciones como Estados Unidos y del nuevo liderazgo sirio serán cruciales para moldear el futuro del país y el destino de sus minorías religiosas.
Fuente: Fall of Syrian regime marks dramatic turn for Middle East, raises concerns for Christians
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