Las pautas de la Autoridad de Salud de Finlandia dicen que, “a la luz de la evidencia disponible”, la reasignación de género de los niños debe considerarse como una “práctica experimental“.
Las pautas también establecen que el tratamiento de primera línea para la disforia de género no deben ser los bloqueadores de la pubertad, sino el apoyo psicosocial, la psicoterapia y el tratamiento de los trastornos psiquiátricos comórbidos.
Las pautas finlandesas dicen que: “la identificación del sexo contrario en la infancia, incluso en casos extremos, generalmente desaparece durante la pubertad”, lo que contrasta con los riesgos potenciales de los bloqueadores de la pubertad, como “alteración de la mineralización ósea” y “los efectos aún desconocidos sobre el sistema nervioso central “.
Según la Society for Evidence Based Gender Medicine (SEGM) dice que las nuevas pautas finlandesas reflejan una “creciente preocupación internacional” sobre el número de adolescentes que presentan disforia de género.
Además, afirman que ahora hay “cuestiones importantes” en torno al “protocolo holandés” que los activistas han tratado de posicionar durante mucho tiempo como la mejor práctica internacional.
La psicoterapeuta irlandesa Stella O’Malley, le dijo al portal Gript que agradecía las decisiones de Finlandia de “proporcionar una visión más integral del individuo disfórico de género”.
Explicó que la decisión demostró que “la tendencia general hacia el cuidado de la salud de género parece estar aplicando más cautela y mejor atención”.
O’Malley señaló la decisión del Instituto Karolinska, “considerado durante mucho tiempo un estándar de oro para la atención médica para la disforia de género”, de no recomendar más bloqueadores de la pubertad, y el reciente caso Bell v Tavistock en el que se redujo considerablemente el uso de bloqueadores de la pubertad. como otros ejemplos de esta tendencia.