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Buenos augurios para Colombia en la OEA

Escrito por Redacción R+F

Después de muchos “ires y venires”, de las “firmatones” en contra y a favor de su posesión y de las innumerables infamias escritas en su contra, hoy Alejandro Ordóñez Maldonado es el embajador de Colombia ante la Organización de Estados Americanos, OEA.

Sin lugar a dudas, él ha sido uno de los personajes más polémicos de los últimos años en la política colombiana, sobre todo por la claridad de sus posturas y la verticalidad en su proceder, que ha molestado a muchos sectores de la sociedad colombiana, poco acostumbrados a la claridad sin filtros, la actuación coherente y más gustosos de las hipocresías y los mensajes suavizados.

Con su llegada a la OEA, toda la América democrática aplaude, pues Colombia ha dado una de sus más fuertes cartas en la lucha contra la criminalidad transnacional y en el mantenimiento de la democracia, como voz plenipotenciaria de la Nación, en el contexto internacional. Un hombre que desde su posición como Procurador General de la Nación condenó la dictadura, denunció el narcotráfico, la trata de personas y el comercio de armas como crímenes transnacionales que afectan a Colombia y a toda América Latina.

A la luz de los planes del gobierno de Iván Duque, Alejandro Ordóñez representa el brazo fuerte que continuará con la lucha en contra del socialismo del siglo XXI y la clara y contundente declaración de rechazo a la dictadura comunista que consume a Venezuela y a Nicaragua, que inunda de refugiados la región y desestabiliza las economías internas de Brasil, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Colombia.

Desde su etapa parlamentaria, el presidente Duque denunció vehementemente los estragos de la dictadura “Castrochavista”, invocó el orden internacional para la persecución del presidente Maduro y de la cúpula militar venezolana involucrada en vejámenes de todo tipo, incluyendo muerte de civiles, narcotráfico y apoyo al terrorismo internacional y ha condenado la persecución de líderes sociales y opositores de los regímenes totalitarios. Es ahí donde Ordóñez es el vocero ideal para continuar con la férrea defensa de la democracia y los derechos civiles fundamentales que tan rápidamente desaparecen en los países dominados por el comunismo.

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Defensor de derechos

Mucho se ha dicho de lo impensable que resulta que Ordóñez asuma como embajador ante un organismo que tiene por finalidad defender los derechos humanos… y con infamias han desconocido su labor por la defensa y salvaguarda de los derechos de millones de colombianos y sobre todo de su apego al orden constitucional, particularmente la supuesta persecución que él implantó en Colombia en contra de poblaciones consideradas minoritarias, especialmente la comunidad Lgtbi, quienes gastaron miles de horas en los días anteriores para desvirtuar su nombramiento -será un tema que le perseguirá siempre, simplemente por cumplir con su deber-.

Al defender el tenor literal de la Constitución sobre la cual juró y la cual no podía modificar, y entre prevaricar por ganar audiencia o cumplir su deber a pesar de perder popularidad, él, Alejandro Ordóñez Maldonado, siempre optó por cumplir con su deber: cumplir con lo que manda la Constitución y en ella la gama de derechos de las comunidades Lgtbi, incluso hoy, no están integrados, sino que han debido ser elevados por vía de jurisprudencia…

Adicionalmente, quienes se opusieron al nombramiento de Ordóñez reducen a una faceta el trabajo de una organización que tiene mucho más que ello, tal y como lo anuncia la misma OEA:

“esta  cuenta con cuatro pilares: democracia, derechos humanos, seguridad y desarrollo, los que se sustentan entre sí y se entrelazan transversalmente mediante una estructura que comprende el diálogo político, la inclusión, la cooperación e instrumentos jurídicos y de seguimiento, y que proporcionan a la OEA las herramientas necesarias para llevar a cabo y maximizar su labor en el hemisferio”.

A ojos vistos, resalta que el perfil de Ordóñez Maldonado no solo se ajusta para los propósitos de Colombia en el contexto internacional, sino que además se vincula adecuadamente con los propósitos de la Organización para la que ya sirve en nombre de nuestra Nación. Un gran jurista, versado en el contexto internacional y férreo defensor de los principios democráticos, es una garantía de éxito en nombre de nuestra república y de la OEA.

Auguramos grandes éxitos al embajador Ordóñez, en procura de la democracia y de la integración de América Latina, sabemos que enorgullecerá a Colombia y enaltecerá el servicio que a la región presta la Organización.

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