Testimonios

Carlos Restrepo, el “Laurito” rescatado de la muerte

Escrito por Redacción R+F

*El 21 de octubre se celebra la Fiesta de santa Laura Montoya. Como homenaje reproducimos el artículo publicado por la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (S.C.A.R.E.) en su revista InfoSCARE, con el testimonio del Dr. Carlos Eduardo Restrepo Garcés, el médico que recibió la curación milagrosa de su enfermedad, la cual fue tenida en cuenta para su canonización.

Hombre de ciencia, anestesiólogo y Coordinador del Comité de Dolor de la S.C.A.R.E., su fe en la Madre Laura hoy lo tiene vivo y consagrado a la humanidad. Su sanación total de una enfermedad del tejido conectivo, que el 2004 lo postró en cama y lo llevó al borde de la muerte, le valió a la religiosa colombiana ser elevada a los altares de la santidad.

En las caricias de su mamá, el  encontraba siempre consuelo: “me tocaba la cara para que no se me olvidara cómo era. Una cosa era la foto de mi cara y otra, cómo se sentía al tocarla”. En las caricias de la Madre Laura, este anestesiólogo antioqueño halló la sanación de su enfermedad mortal, pues Dios tocó su rostro por intercesión de la primera santa colombiana.

A sus 33 años, el Dr. Restrepo estaba postrado en cama por cuenta de una enfermedad del tejido conectivo que padecía desde los 12 años y que había derivado en el 2004 en una polimiositis refractaria, hasta el punto de ser pensionado con el 80% por invalidez. “Les dije a mis papás que ya no podía más, llevaba tres meses de dolor torácico, tomando a diario 60 medicamentos inmunosupresores, entonces me aplicaron los Santos Óleos. Al otro día tenía fiebre, ¡había algo raro! Consulté por una endoscopia y me descubrieron una perforación en el esófago”. En efecto, se había producido una mediastinitis.

– [mks_highlight color=”#eeee22″]“Sentía mucho dolor Dr. Restrepo, esos días debieron ser eternos para usted”, comentó el Dr. José Ricardo Navarro, Presidente de la S.C.A.R.E., quien escuchaba atento el testimonio de su colega.[/mks_highlight]

Claro, sentía mucho dolor, ¡estaba con tramadol de 400 mg! La disfunción motora era gravísima. No sabía qué era peor: el dolor o lo otro. Me echaban pañitos de agua caliente como para calmarme, pero era mucho, mucho dolor, como en la adolescencia”, agregó el Dr. Restrepo. En su memoria y rostro está la huella de haber perdido el ojo izquierdo a los 15 años a causa de un accidente (gracias a Dios, una empresa le dio una prótesis ergonómica).

Una amena conversación entre el Dr. Navarro, Presidente de la S.C.A.R.E., y su colega, Coordinador del Comité de Dolor. Cortesía de la S.C.A.R.E.Una amena conversación entre el Dr. Navarro, Presidente de la S.C.A.R.E., y su colega, Coordinador del Comité de Dolor. Cortesía de la S.C.A.R.E.

Una amena conversación entre el Dr. Navarro, Presidente de la S.C.A.R.E., y su colega, Coordinador del Comité de Dolor. Foto cortesía de la S.C.A.R.E.

El milagro

Volviendo a la escena de la endoscopia, en la Clínica Las Américas de Medellín -donde trabajaba-, el Dr. Restrepo pensaba que ya había llegado su hora de morir. “Me dieron 12 horas para decidir si me operaban o no. Estaba con mi familia, palabras cortas de despedida, las lágrimas eran brutales. ‘Mi muchacho’, me decía mi mamá, mientras me acariciaba los brazos y la cara. Esa noche fue cuando le dije a la Madre Laura que”…

[mks_highlight color=”#eeee22″]- “¿Por qué se acordó de la Madre Laura?”, preguntó inquieto el Dr. Navarro.[/mks_highlight]

Fue una iluminación del Espíritu Santo. Había escuchado de ella como de Marianito o del Santuario de Las Lajas, más que todo por la bulla que hacían en Medellín de su beatificación”.

Mientras se complicaba la enfermedad del Dr. Restrepo, la Madre Laura Montoya (1874-1949) era beatificada en el 2004, casi 40 años después de que la Arquidiócesis de Medellín la hubiera postulado ante el Vaticano para ser canonizada. El milagro que la llevó a ser beata fue la sanación de doña Herminia González, mamá de una monja de la comunidad de las Lauritas, que tenía cáncer de cuello uterino y padecía de hemorragias interminables.

[mks_pullquote align=”right” width=”300″ size=”12″ bg_color=”#4a88bf” txt_color=”#ffffff”]madre-laura¿Qué piensa de la Madre Laura?

“La Madre Laura fue una mujer muy inteligente, adelantada para su tiempo, que peleó por los indígenas, pese a los estamentos de su tiempo. Una mujer demasiado clara en sus cosas. El médico que me vio en Roma, para la certificación del milagro, me dijo: ‘la Madre Laura está pintada en su milagro, pintada en el sentido de ver las cosas’. Era una gran pedagoga”, destacó el Dr. Restrepo.[/mks_pullquote]“Esa noche -continuó su relato el hoy Coordinador del Comité de Dolor de la S.C.A.R.E.- le dije: ‘Madre Laura, sácame de esta y te prometo que haré todo lo posible para que llegues a los altares’. ¿Por qué le dije eso? No sé, pero sí sé que no tuve trastornos de conciencia y por eso me acuerdo tanto. Y dormí plácido esa noche 13 de enero del 2005”.

Al otro día, 7:00 de la mañana, el cambio fue inmediato. Con solo decirles que me quitaron toda la medicación inmunosupresora. Al tercer día me confirmaron que no me iban a operar y que me preservarían el estómago de un absceso gástrico. En 10 días ya era capaz de caminar, de nuevo, sin medicamentos anti-inmunes. ¿Me entienden? ¡Sin inmunosupresores! Y era capaz de medio bañarme. Al mes y medio fui dado de alta y pude salir caminando. Me pusieron un catéter venoso central y antibióticos. En 12 horas se fue la fiebre y en 15 días me hicieron un control de imagen y ya estaba sellada la perforación, algo que era imposible. El 2 de mayo, tres meses después de haber salido de la Clínica, estaba dando anestesia allí mismo. Y ocho meses más tarde cumplí mi sueño de estudiar medicina del dolor en la Universidad de Toronto (Canadá), donde también trabajé”.

[mks_highlight color=”#eeee22″]- “¿Influyó todo esto para que estudiara dolor?”, apuntó el Presidente la S.C.A.R.E.[/mks_highlight]

“Retrospectivamente pienso que desde mucho antes hubiera hecho dolor, del cual estoy enamorado. Incluso decidí hacer medicina, porque la enfermedad que había tenido desde pequeño fue un motor grande para desarrollar esta labor. Veía al médico como alguien que resolvía problemas y prestaba un servicio, un ser único, líder y sabio. Alguien que me inspiró fue el Dr. Javier Molina López, mi reumatólogo, uno de los fundadores de la reumatología en Colombia”.

Otra pasión del Dr. Restrepo ha sido la anestesia obstétrica, que lo llevó a estudiar cuatro meses de su residencia a Reino Unido y formar posteriormente a los hoy pioneros de esta subespecialidad en la S.C.A.R.E. y Colombia.

La transformación

[mks_highlight color=”#eeee22″]- “En educación -intervino el Dr. Gustavo Reyes, Director Ejecutivo de la S.C.A.R.E.- se habla de las tres dimensiones del ser humano: el ser, el hacer y el aprender, y parece que todas las corrientes, sean religiones o filosofías, confluyen en lo mismo. Después del milagro de la Madre Laura, ¿usted logró el equilibrio en estas tres dimensiones? Sentimos que hay mucho cerebro en la gente, y falta un poquito de espiritualidad y humanismo”.[/mks_highlight]

A lo cual el Dr. Restrepo asintió: “hay un doctor que se llama Sthepen H. Halpern, que sabe mucho de la medicina basada en la evidencia en la anestesia obstétrica, y es creyente. Hay judíos y musulmanes practicantes. En Colombia, los católicos son bautizados desde niños, hacen la primera comunión y se casan en la Iglesia, pero no viven lo que profesan. No soy el mejor católico, pero estoy convencido de que el ‘milagro’ como palabra está en el diccionario, y los ejemplos extraordinarios están ligados a la gente, a la fe del carbonero que se mete a un socavón sin saber qué va a pasar. Y sí, debe haber un equilibrio de las tres cosas”.

[mks_highlight color=”#eeee22″]- Nuevamente el Dr. Reyes: “los profesionales, sobre todo los médicos, tenemos una vocación académica y de servicio. ¿Cómo se transformó su vocación?”.[/mks_highlight]

Sentí que se arraigó hasta los tuétanos, la medicina, la anestesia. Cambió mi manera de servir, desarrollando nuevas actitudes, pues en el ejercicio del dolor se requieren otras estrategias, como una mayor empatía para escuchar, por ejemplo, a un paciente que habla de su problema familiar”.

[mks_highlight color=”#eeee22″]- “¿Entonces nos hace falta humildad o espiritualidad?”, continuó el Director Ejecutivo.[/mks_highlight]

Las dos cosas. Falta humildad porque la arrogancia está presente, y la arrogancia con ignorancia es la peor combinación. Y lo espiritual, que está por encima de la religión y la religiosidad. En los anestesiólogos la lista de chequeo y el proceso de recertificación nos vuelve humildes”, expresó el Dr. Restrepo, para quien un acto diario de humildad consiste en poner sus manos sobre los pacientes y orar, como sucedió aquel día en que su padre lo invitó a juntar las manos para hablar con Dios.

El Dr. Restrepo, que ha sido docente en reconocidas universidades del país y conferencista en eventos internacionales, reconoce con sencillez: “soy un Laurito sin uniforme”.

El Dr. Carlos Restrepo y su familia asistieron a la canonización de la Madre Laura en Roma. Cortesía de la S.C.A.R.E.El Dr. Carlos Restrepo y su familia asistieron a la canonización de la Madre Laura en Roma. Cortesía de la S.C.A.R.E.

El Dr. Carlos Restrepo y su familia asistieron a la canonización de la Madre Laura en Roma, realizada el 12 de mayo del 2013. Foto cortesía de la S.C.A.R.E.

 

Fuentes:  Texto, foto de portada y demás fotografías e imágenes por cortesía de la S.C.A.R.E.

Artículo original: 

 

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