Actualidad

Las inconsistencias de quien acusa al padre Carlos Yepes por abuso sexual

El periodista Frank Zapata, reconocido por el documental sobre el aborto “¿Vida o muerte?” y por haber desmentido en 2015 al programa Séptimo Día en una emisión sobre “pedofilia y homosexualismo” en la Iglesia Católica, entrevistó personalmente al padre Carlos Yepes y a Hernán David Morales, protagonistas esta semana del escándalo mediático generado por La W Radio a raíz de su publicación sobre presuntos casos de pederastia en la Arquidiócesis de Medellín. Las incongruencias son evidentes.

En un contundente video de casi 10 minutos el periodista colombiano contrasta las declaraciones de ambas personas, incluyendo fragmentos del reportaje presentado por la polémica emisora.

Primero presenta la secuencia de los hechos: Hernán David Morales, de 36 años, trabajaba con el padre Carlos Yepes en los arreglos florales de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en Medellín. El sacerdote lo despidió en 2011 y Hernán lo denunció ante el Ministerio de Trabajo, exigiendo una indemnización de $30 millones por supuestas irregularidades en la terminación de la relación laboral, pero la demanda no prosperó. Entonces el joven acusa al presbítero por supuesto abuso sexual, quien se defiende denunciando a Morales por extorsión, injuria y calumnia.

La primera inconsistencia evidenciada por Frank Zapata radica en la edad en la que supuestamente fue abusado Morales. Supuestamente fue en la parroquia de El Salvador, donde el padre ejercía como Vicario Parroquial, recién ordenado. “Entre los ocho y nueve años fue el primer abuso sexual en contra mía”, afirma Morales.

Las cuentas son simples, como muestra Zapata: “Hernán tiene 36 años y dice que fue a los nueve años, es decir, hace 27 años, en 1991, pero el Padre Carlos Yepes apenas fue ordenado sacerdote en 1993 y llegó allí (parroquia de El Salvador) el 14 de diciembre de 1993, es decir, dos años después”.

Continúa haciéndole preguntas a la supuesta víctima de abuso sexual sobre las razones por las cuales resultó trabajando años después con su “victimario” y en qué se ha desempeñado desde que salió de la parroquia. “Una de dos: ¿estamos ante un mitómano que quiere descaradamente manipular o estamos ante un enfermo mental que se cree sus propias teorías?”, cuestiona el sagaz periodista.

A continuación aparece el padre Carlos Yepes, reconocido entre los católicos por su labor de evangelización a través de los medios de comunicación (Televid, Amén Comunicaciones, redes sociales): Hernán “construye esta historia donde me acusa a mí de pederastia. En la Regional del Trabajo me dijo: ‘yo le dije que si no me daba la plata, le iba a hacer escándalo’. El sacerdote relata que la misma fiscal del caso admitió que se trataba de una extorsión, cargo del cual desistió con la condición de que Hernán se retractara, como finalmente lo hizo.

Al cierre Zapata cuestiona a la emisora y al periodista que realizó el trabajo, Juan Pablo Barrientos: “¿cómo es posible que un medio como la W haga tales afirmaciones sin ninguna prueba y sin hablar primero con el padre Yepes? (…) ¿dice que tardó dos años haciendo la investigación y en serio no pudo localizar a un sacerdote?”.

Un interesante ejercicio periodístico, el de Frank Zapata, que vale la pena ver y replicar.

Leave a Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

2 Comments

  • Gracias por la objetividad como principio fundamental del profesional en periodismo. Recordemos que “la lengua es castigo del cuerpo”

  • Definitivamente se trata de un caso de extorsión, no concuerdan las fechas, la supuesta víctima y quienes lo asesoran, mienten con fines aviesos, llegará el día en que tengan que arrepentirse por ésta infamia, tratando de perjudicar al Padre Carlos Yepes por no haber obtenido un beneficio monetario, que Dios tenga Misericordia de ellos, porque es tanta su soberbia y maldad que no tienen idea del daño tan grande que pretenden causar, no solo al sacerdote, sino, a la misma Iglesia, minando la fé de los creyentes, tal vez ésa es la intención, debilitar la fé de quienes creemos y confiamos en la palabra del Señor. Sería bueno que el Vaticano investigue las inclinaciones religiosas de quienes han blasfemado de ésta manera.